Hoy arranca la Cumbre de París, la XXI Conferencia de Naciones Unidas para el cambio climático, en la que 195 países tratarán de elaborar el protocolo que sustituirá al famoso Protocolo de Kyoto a partir de 2020.
Y, justo para la cumbre, nos llega la confirmación de que todos los
esfuerzos en la lucha contra el cambio climático empiezan a tener
resultados: en 2014, las emisiones de CO2 prácticamente se estancaron según un informe del Joint Research Centre de la Comisión Europea.
En la década que va de 1992 a 2002, el aumento medio de emisiones fue
de un 4% al año. Durante estos tres últimos años las cifras han
mejorado mucho 2012 (0.8%), 2013 (1.5%) y 2014 (0.5%). Si lo que dice
el informe "Trends in Global CO2 emissions" es cierto (y dado
que el mundo creció a un ritmo del 3% durante 2014), estamos a punto de
conseguir un hito histórico y sin precedentes en los últimos 40 años: desvincular la productividad de las emisiones de CO2.
No es un dato aislado: es la confirmación que estábamos esperando. La Asociación Internacional de la Energía (IEA) anunció ya en marzo que los datos preliminares anunciaban las emisiones de CO2 se habían estancado. Y el informe final, publicado en junio, confirmaba el estancamiento.
Aún es pronto para saber si hay tendencia
En estos informes, hay datos que invitan a ser muy optimistas sobre nuestra capacidad para reducir las emisiones mundiales de CO2. El consumo de energía primaria
per cápita, por ejemplo, disminuyó en comparación con el año anterior,
por primera vez desde 1998 (si excluimos 2009, el año de recesión). O el
hecho de que dos terceras partes del aumento global de la generación de
energía fue suministrada por las energías renovables.
No obstante, y siendo grandes noticias, es pronto para afirmar que
exista una tendencia. Debemos de tener en cuenta que 2014 tuvo el invierno más cálido
(en Europa) desde 1880; que la puesta en marcha de hidroeléctricas y
nucleares ha reducido la dependencia a los combustibles fósiles en
Extremo Oriente; y que pese al crecimiento de renovables como la solar o
la eólica (del 0'5% al 4% en 10 años) aún representan eso, un 4%.
Además, tenemos que tener en cuenta los equilibrios regionales, si bien desde 2012 se perciben cambios estructurales
en la economía China (cuyo consumo de carbón ha caído casi a la mitad);
La India, por ejemplo, ha aumentado un 7.8% sus emisiones y se ha
convertido en el cuarto país más contaminante con un 6'8% de las
emisiones totales tras China (30%), EEUU (15%) y la UE (10%).
Siempre nos quedará París
Como dice Maria van der Hoeven,
directora ejecutiva de la IEA, "los últimos datos sobre emisiones son
realmente alentadores, pero no es tiempo para la complacencia y, sin
duda, no es momento de utilizar esta noticia como excusa para aplazar nuevas medidas".
Y es que la publicación del informe de la Comisión Europea es, a la
vez, un motivo de alegría y un motivo de miedo. La experiencia del Protocolo de Kyoto, que fue boicoteado por países tan importantes como EEUU (número uno en emisiones per cápita), hacen temer a los expertos que en la Cumbre de París se intenten frenar las medidas más importantes bajo el pretexto de que la situación haya dejado de ser tan grave.
Al principio del texto de la "Convención Marco sobre el cambio climático" firmado en 1992 se dice que "la
naturaleza mundial [del cambio climático] requiere la cooperación más
amplia posible de todos los países y su participación en una respuesta
internacional
efectiva y apropiada". Estas buenas noticias son la señal de que
estamos trabajando desde todos los frentes para frenarlo y por eso mismo
los expertos coinciden en que no hay que bajar la guardia: París bien vale un protocolo.
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