El jefe del Ejecutivo dejó claro además que se pagarán los cerca de 330 
millones de dólares que vencen los próximos días de obligaciones 
generales del Estado Libre Asociado, que a diferencia de otros bonos 
cuentan con la particularidad de que su pago está garantizado por la 
Constitución local
El Gobierno de Puerto Rico
 comienza a partir de hoy a saldar el pago de vencimientos de deuda que 
cumplen en enero por valor de cientos de millones de dólares asfixiado 
por la falta de liquidez y a la espera de que el Congreso en Washington 
favorezca una reestructuración ordenada por ley.
El gobernador de Puerto Rico,
 Alejandro García Padilla, despejó el pasado miércoles la incógnita de 
qué iba a suceder al comienzo del nuevo año y anunció un impago 
selectivo de 37 millones de dólares del total de 757 millones en 
vencimientos de deuda que se cumplen en los primeros días del mes.
El jefe del Ejecutivo dejó claro además que se pagarán los cerca de 
330 millones de dólares que vencen los próximos días de obligaciones 
generales del Estado Libre Asociado, que a diferencia de otros bonos 
cuentan con la particularidad de que su pago está garantizado por la 
Constitución local.
Analistas apuntaron que el Ejecutivo de San Juan escogió 
concretamente esos 37 millones de dólares por corresponderse con bonos 
cuyos propietarios tendrán mucha dificultad en recuperar su inversión 
por vía judicial por contar esas emisiones con escasa protección legal.
El anuncio de García Padilla apaciguó la incertidumbre que se cernía sobre Puerto Rico
 y el Ejecutivo, que no hizo sino cumplir con lo que el gobernador y 
otros altos funcionarios ya habían anunciado hace meses de que el pago 
de la deuda en su totalidad es inviable.
El gobernador se detuvo durante el anuncio del pasado miércoles en 
una explicación técnica para matizar -en varias ocasiones- que si parte 
de los pagos de enero se efectuarán es, simplemente, porque el dinero ya
 estaba previamente en poder de las entidades financieras encargadas de 
realizar los pagos.
García Padilla firmó el pasado 30 de noviembre una orden ejecutiva 
que establece que se interrumpiría, cuando fuera necesario, el envío de 
dinero destinado al pago de la deuda a las entidades encargadas del pago
 de los vencimientos.
“Me ha tocado a mí sopesar el riesgo que supone un impago general”, 
dijo el gobernador, tras explicar que si se pagará la parte más 
importante de los vencimientos de enero es para evitar males mayores 
como batallas legales que los acreedores ya habían anunciado si no se 
respetaban los pagos.
García Padilla justificó el impago de los 37 millones de dólares como
 una forma de poder atender los servicios mínimos a los ciudadanos y 
dejó claro que si tiene que elegir entre los acreedores y los 
puertorriqueños se decantará por sus compatriotas.
La situación en Puerto Rico
 es crítica y Hacienda hace malabarismos para mantener operativo el 
Gobierno mientras la economía sigue a la baja y sin la perspectiva de 
una recuperación de una crisis que dura ya más de 8 años y que ahora se 
solapa con el pago de una deuda de 72.000 millones de dólares.
La población ya comienza a sufrir las consecuencias y en los pasados 
días la paga navideña de miles de funcionarios solo llegó en el último 
minuto, ya con la amenaza de los policías de una huelga de “brazos” 
caídos si no llegaba a sus cuentas el popular “bono” navideño.
Los contribuyentes con ingresos más bajos esperan ansiosos todavía 
que Hacienda les pague los reintegros de sus declaraciones de la renta 
sobre ingresos del pasado año.
El anuncio de García Padilla dio cierta tranquilidad al aclarar que 
la gran mayoría de la deuda que vence a inicios de enero se pagará, 
aunque a largo plazo hay más de 70.000 millones de dólares en el aire.
Dejó un recado al Congreso estadounidense, al que señaló, en parte, 
como responsable de la actual situación por no favorecer una 
reestructuración ordenada de la deuda bajo normativa legal.
El Ejecutivo de San Juan quiere que el Congreso estadounidense permita que Puerto Rico,
 que es Estado Libre Asociado de EE.UU., permita que la isla se acoja al
 capítulo 9 de la Ley de Quiebras federal, lo que permitiría una 
reestructuración ordenada de la deuda bajo supervisión judicial.
La presión del Gobierno puertorriqueño no ha servido de nada al 
toparse con la mayoría republicana en el Congreso en Washington, que 
apoya el deseo de los acreedores, principalmente estadounidenses, de que
 no se negocie para cobrar en su totalidad sus bonos.
Las festividades han impedido, de momento, que se conozca la reacción
 de los propietarios de los bonos que no se pagarán, aunque el Gobierno 
ha reconocido que se prepara para una batalla legal. EFE
 
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