CHINA.- Las Bolsas chinas de Shanghái y Shenzhen han vuelto a cerrar
este jueves de forma anticipada por segunda vez en su historia, en la
que ha sido su jornada más breve, tras registrar pérdidas superiores al
7% en el índice selectivo conjunto CSI 300 tras apenas media hora de
sesión.
Al igual que ocurrió por primera vez el lunes, las bolsas, que
empezaron el día cayendo un 1,94% Shanghái y otro 2,57% Shenzhen, fueron
paralizadas 15 minutos al caer el CSI 300 más de un 5% y al reabrirse
se hundieron rápidamente hasta provocar el cierre. Esta situación se
repite esta semana fruto de las nuevas normas de la Comisión Reguladora
del Mercado de Valores de China, el regulador bursátil nacional.
La normativa, que entró en funcionamiento el 4 de enero, establece
este mecanismo interruptor, pensado para que no se repitan los fuertes
desplomes en cadena del verano pasado, que llegaron a afectar a los
mercados mundiales. De este modo, cuando el llamado índice CSI 300, un
selectivo que recoge el rendimiento combinado de tres centenares de
empresas que cotizan en los dos grandes parqués de China (Shanghái y
Shenzhen), caiga más de un 7% la sesión cerrará automáticamente.
Este jueves, el índice general de Shanghái, el principal indicador de
los mercados chinos, ha cerrado con un desplome de un 7,32% (245,95
enteros) hasta los 3.115,89 puntos, mientras que el de Shenzhen se ha
hundido otro 8,35% para quedar en 10.745,47 puntos.
La caída ha afectado al resto de parqués asiáticos, así el
índice Nikkei de la Bolsa de Tokio ha cerrado con una bajada de 423,98
puntos, un 2,33%, hasta los 17.767,34 enteros. En Corea del Sur, el
indicador Kospi registró un descenso de 21,10 puntos, un 1,09%, y se
situó en los 1.904,33 puntos.
Unos parqués especialmente volátiles
Los parqués chinos son especialmente volátiles, ya que tres cuartas partes de su actividad están en manos de inversores individuales con escasos conocimientos financieros, que han volcado sus ahorros en la renta variable.Debido a los desplomes del verano pasado, el regulador obligó a los grandes accionistas de los parqués chinos (con el 5% o más de los títulos de una compañía en cotización) a no vender cerca de un billón de títulos en un plazo de seis meses que se cumple este viernes. La CRMV china ha ampliado la limitación en tres meses y ha fijado nuevas normas de control. Así los inversores deberán comunicar su intención de vender con 15 días de antelación.
El desplome vivido el pasado lunes ya se produjo por la anticipación de los inversores que quisieron recoger beneficios antes de que sus acciones previsiblemente pierdan valor en estos días.
Devaluación del yuan
Por otro lado, el Banco Popular de China sorprendió de nuevo a los
mercados al fijar el punto medio de su tasa cambiaria en 6,5646 yuanes
por dólar, el nivel más bajo desde marzo de 2011.
La cotización del yuan cayó un 0,5% frente al día anterior y fue la
más baja diaria desde finales de agosto, cuando un abrupto descenso de
un 2% también sacudió a los mercados.
El impacto se sintió inmediatamente en las monedas de la región de
Asia Pacífico, como el dólar australiano, que cayó medio centavo de
dólar estadounidense en un abrir y cerrar de ojos.
Una depreciación continua del yuan pone presión para que otras
economías asiáticas devalúen sus monedas y puedan seguir siendo
competitivas frente al enorme poderío exportador de China.
Además, hace que las materias primas que cotizan en dólares sean más
caras para los compradores chinos, lo que puede debilitar la demanda y
presionar aún más a los precios de recursos naturales en una reacción en
cadena.
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