Hasta a Donald Trump le parecieron una barbaridad.
Eso fue entonces. Después de los atentados de París, el discurso ha cambiado y los candidatos republicanos no han perdido oportunidad de echarle gasolina a un fuego que ha dominado la actividad política durante una semana.
Desde el pasado viernes Ted Cruz ha sugerido la posibilidad de dar acogida solamente a los refugiados siriosde religión cristiana. Ben Carson los ha comparado con un perro rabioso que merodea un vecindario y Donald Trump pasó este jueves de no descartar la posibilidad de crear un registro especial para musulmanes, maliciosamente sugerida por un periodista, a pensárselo mejor, o peor, y decidir que sí, que definitivamente implementaría una base de datos y otros sistemas de control de la población musulmana.
Con la vaguedad que caracteriza sus propuestas, Trump afirmó que implementaría el registro y que debería haber "muchos sistemas, más allá de las bases de datos" y que usaría una administración competente para que los musulmanes se registraran "en distintos lugares".
Un poco más allá, un periodista de la NBC aprovechó una firma de autógrafos para preguntarle al magnate qué diferencia hay entre esa base de datos de musulmanes y "las estrellas de David que llevaban los judíos en la Alemania nazi". Trump, que no supo responder, rehuyó la pregunta con un insistente "dígamelo usted, dígamelo usted", mientras buscaba fans alejados del reportero a los que saludar.
El presidente Obama, visiblemente molesto ante la reacción de los republicanos, se mofó públicamente de ellos al decir que "se asustan de niños huérfanos de tres años". La reacción de los conservadores fue extraordinariamente virulenta. Trump le llamó inepto y Ted Cruz llegó a decirle "le animo, señor presidente, a que vuelva y me insulte a la cara".
Obama no ha estado solo en su esquina. Otros demócratas han saltado al ring y han aceptado e incluso elevado el tono de la discusión. De Blasio, el alcalde de Nueva York, apareció en una rueda de prensa con la fotografía de Aylan y se dirigió a Chris Christie, otro de los candidatos republicanos a la presidencia preguntándole "¿es esto lo que quiere que le suceda a los niños?".
Elizabeth Warren, una de las figuras más influyentes del partido demócrata, tampoco se anduvo con rodeos. "No somos un país que ponga a niños en las manos de los asesinos de ISIS".
Parece que el único republicano que ha conservado la cabeza fría ha sido Jeb Bush, que ha criticado la idea de Trump diciendo que está manipulando los miedos de la gente. "Eso no es fortaleza. Eso es una debilidad".
Mientas el tono incendiario continúa en ambos bandos, el Congreso suspendió el jueves el plan de Obama de dar acogida a otros 10.000 refugiados sirios. Hasta el momento Estados Unidos ha dado acogida en 2015 a 70.000 personas, procedentes en su mayoría de Birmania, Irak, Somalia, Congo y Bhutan. Dos mil de esos refugiados son sirios.
Los estadounidenses por su parte están divididos al respecto. El 56% se opone a acoger a más refugiados procedentes de cualquier conflicto bélico, mientas que el 80% de los republicanos rechaza recibir a más refugiados sirios.
El debate, naturalmente, se ha extendido a los medios de comunicación y en particular a una historia del Washington Post en la que se recordaba los sentimientos de los estadounidenses respecto a la acogida de refugiados judíos procedentes de Alemania y Austria en los años del auge del nazismo. En aquel entonces los estadounidenses se mostraron igualmente reacios a recibirlos.
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